OJO PELAO

Estocada mortal a la libertad de prensa Este gobierno actúa con una mezquina irresponsabilidad, un vulgar chantaje y una intolerancia inaceptable Por Eugenio Ferrand Diario DigitalRD.Com

La libertad de prensa y el ejercicio periodístico en el país, denominados cuarto poder de la sociedad dominicana, han recibido una estocada mortal. Se trata de la sustitución -porque eso es lo que es, no una renuncia- del destacado periodista Miguel Franjul como director del más antiguo periódico dominicano, por un lado, y las presiones del flamante secretario de Estado de Turismo, Felucho Jiménez, por el otro, para que la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES), cancele al comunicador Quiterio Cedeño como asesor de la entidad.

Ambos hechos constituyen una mezquina irresponsabilidad y un vulgar chantaje de un gobierno que, encabezado por un presidente que se considera abanderado y defensor de la libre expresión del pensamiento y las libertades públicas, sientan un precedente negativo, de cuya lectura sólo se puede deducir que el medio que no se pliegue a los perversos intereses de la parcela política que hoy ocupa el Palacio Nacional quedará aplastado, fuera y alejado de la posibilidad de beneficiarse de la publicidad oficial. Tengo la convicción de que tal actitud no es más que una manera grosera y sucia de utilizar los recursos públicos en beneficio de intereses políticos particulares, y con la cual se construye un monumento a la intolerencia que se apodera de las instituciones públicas bajo la dirección de “los moraos”. Es decir, los que ayer criticaron y condenaron la oprobiosa acción cometida contra el Listín Diario en el 2003, por el gobierno de Hipólito Mejía y su PPH, hoy la emprendieron, en similares cirscunstancias y para los mismos fines politiqueros, contra la objetividad y la imparcialidad, revestidad de toda credibilidad que caracteriza a ese importante medio informativo del país. Para un gobierno mediático, cuyas acciones en favor de la población sólo se ven y escuchan en sus anuncios publictarios por radio, televisión y prensa escrita debe ser muy duro y desalentador que un diario como el Listín practique un ejercicio periodístico apegado a la verdad. No entienden que en una sociedad democrática hay derecho a disentir. Lo incredible es el silencio cómplice guardado por la gran mayoría de los medios de comunicación del país ante un atropello injustificable, que no han sido capaz de editorializar contra esa acción descabellada. En esto, incluyo a la gran cantidad de programas de opinión, tanto de radio como de televisión, y articulistas de periódicos que no se atreven a hablar del tema por temor a sufrir las misma represalias de no contar con la publicidad del Estado, que se paga con los dineros que todos los contribuyentes pagamos en impuestos. El país debe unirse para decir a un solo grito, no la intolerancia, y rechazar las pretenciones oficialistas de coartar el ejercicio libre del periodismo, la libertdad de expresión del pensamiento y el libre juego de las ideas.