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| Archivo/Clave Digital | SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los últimos artículos aprobados por la Asamblea Revisora han concitado el rechazo de una gran parte de la sociedad dominicana.
Ante esta situación, la diputada Minou Tavárez llamó este jueves, durante una intervención en la Asamblea Revisora, a sus colegas a reflexionar sobre qué están haciendo para lograr una mala percepción de la ciudadanía. "Todavía podemos lograr los acuerdos que nos permitan firmar con decoro el documento que habremos de proclamar. Lo que suceda hoy, las decisiones que asumamos hoy, pasarán como nuestra responsabilidad a la historia dominicana", indicó la diputada. A continuación, la intervención de la diputada Minou Tavárez Mirabal en la Asamblea Revisora. Señor presidente de la Asamblea Nacional
Señor vicepresidente
Estimadas y estimados colegas asambleístas
Desde hace unos días se puede observar un notable cambio en las expectativas de dominicanos y dominicanas respecto del proceso de Reforma Constitucional. Como siempre, las sospechas, las críticas y las acusaciones recaen sobre el Congreso Nacional.
¿Qué estamos haciendo para tener la ingrata percepción de que la ciudadanía está perdiendo la esperanza de tener una nueva y buena Constitución y casi espera, como tantas veces, otra Constitución que sea reformada en poco tiempo?
Queridas y queridos colegas, quiero llamar su atención acerca de los cambios anunciados sobre lo acordado en Primera Lectura y que afectan al más importante de los poderes del Estado democrático: El Poder Legislativo. Este poder del que formamos parte, del que somos responsables ante quienes nos eligieron como sus representantes, y ante nuestras conciencias.
Quiero invitarlos e invitarlas a una reflexión que nos conduzca a asumir con grandeza de hombres y mujeres de Estado la responsabilidad de salvar, pues creo que aún es posible, este proceso de Reforma.
Todavía podemos lograr los acuerdos que nos permitan firmar con decoro el documento que habremos de proclamar. Lo que suceda hoy, las decisiones que asumamos hoy, pasarán como nuestra responsabilidad a la historia dominicana.
En ese sentido, voy a referirme a la propuesta de eliminación del numeral 4 del Artículo 89.
Lo primero, quizás lo más sencillo y también definitivo, es recordarles que hace pocos días aprobamos el siguiente texto:
“Artículo 2.- Soberanía popular. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales ejerce por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen esta constitución y las leyes.”
La propuesta de suprimir ese numeral que establece cómo deben actuar los legisladores, contradice ese Artículo recién citado. Y no dudo que será argumento de quienes en el futuro pudiesen sentirse afectados por sanciones potenciales producto de la idea de que sólo la directriz de los partidos políticos determine nuestras conductas al despojarnos del mandato imperativo, de nuestra libertad e independencia y de nuestro obligatorio apego al sagrado deber de representar al pueblo al que debemos rendir cuentas.
Pero esta es una oportunidad única y preciosa para que meditemos y observemos “más allá de la curva”.
Es un buen momento para preguntarnos y, cara al pueblo, respondernos.
¿Con qué derecho, díganme ustedes, con qué derecho dejaremos a nuestros sucesores y sucesoras cargos de representación popular con menos prerrogativas y libertades que las que nos fueron conferidas cuando la voluntad del pueblo nos trajo hasta aquí?
Se ha argumentado que reconocer la independencia de los representantes del pueblo debilita a los partidos. Aquí todos somos militantes de partidos y todos queremos que se fortalezcan para que cumplan su función insustituible en un Sistema Democrático.
¿Cómo no vamos a querer que nuestros partidos políticos estén formados y dirigidos por sus mejores hombres y mujeres?
¿Cómo no vamos a querer que los partidos a los que pertenecemos lleven como candidatos a los puestos de elección popular y propongan a cargos en el Estado, cuando llegan al gobierno, a los más capacitados, los más íntegros, los más democráticos, los más honrados de sus mejores hombres y mujeres?
¿Cómo no vamos a querer que nuestros partidos sean siempre los portavoces, los interlocutores, el vínculo entre los ciudadanos y el Estado?
¿Cómo no vamos a luchar y a trabajar para que sean nuestros partidos los promotores de las mejores causas en beneficio de las grandes mayorías?
¿Cómo no vamos a querer que los partidos políticos abandonen y condenen el clientelismo que los desnaturaliza y que ofende la conciencia de quienes por nuestras omisiones viven en graves situaciones de pobreza?
Así se fortalecen los partidos. Esos son los partidos fuertes que la democracia dominicana necesita. Esos son partidos que no necesitan “bajar línea”, porque actúan por convicciones. Y porque, en el sentido más amplio, favorecen formas de convivencia y de toma de decisiones que responden a la voluntad colectiva de sus militantes.
No hace falta poner al principal Poder del Estado en la situación que estamos.
¿A alguien de los aquí presentes, en pleno uso de sus facultades, se le ocurriría proponer incluir una limitación como ésta a otros representantes electos por la voluntad popular?
Sin un Poder Legislativo fuerte, no hay democracia verdadera. No podemos nosotros dejar el camino abierto a aventuras autoritarias. La rigidez que se le quiere imponer al Sistema Político lo vuelve frágil en exceso. Miremos que el cristal es de una rigidez única, y nada se quiebra con mayor facilidad que el cristal.
Queridos y queridas colegas, no me voy a referir por razones de tiempo y oportunidad a otras propuestas, pero les anuncio que mi voto será contrario a toda medida que signifique disminuir las facultades del Congreso aprobadas por esta Asamblea Revisora en primera lectura.
Y quiero dejar constancia de que esto lo hago por lealtad al trabajo de la Asamblea, por lealtad a cada uno de ustedes y a la Comisión de Verificación y Auditoría en la que tuve el honor de participar.
Lo hago por lealtad a mi partido, el Partido de la Liberación Dominicana, en el que confío vamos a encontrar siempre mejores y más democráticos caminos para su fortalecimiento.
Por lealtad a quienes represento. Ellos y ellas no me perdonarían una opción que no sea consecuente con los motivos por los que me eligieron para que sea su voz en esta Asamblea.
Finalmente, lo hago también por mí. La Diputada Minou Tavárez Mirabal, no renunciará jamás al sagrado deber de representar al pueblo según el mandato de su conciencia edificada por muchos esfuerzos, acciones y sacrificios por mejores días para la Patria Dominicana. |
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